Por estos tiempos retomé mis consultas con mi médica. Le comenté que tenía el escalador y me dijo que lo utilice 5 minutos todos los días. Bastó que me lo dijera para ya convertirse en una obligación, un mandato divino que hay que cumplir.
Otra trampa mental que me juega mi cerebro.
Así que para darle una vuelta de rosca al asunto, he decidido cagar a mi cerebro y ponerlo a calcular cuanto tiempo necesitaría con el mini aparatito para escalar el Aconcagua.

Por ahora sigo leyendo en Internet y averiguando... mientras sigo sumando minutos en el escalador.
Y me imagino al final de la fila!